Inmersos en la era digital en la que nos encontramos, hay un servicio que sigue resistiendo a
dicho avance tecnológico con unas cifras bastante sorprendentes según un
estudio realizado en Estados Unidos. Se
trata de las bibliotecas públicas, es punto donde seguimos siendo libres de
asistir y pasar nuestro tiempo libre inmersos en libros, revistas o incluso
accediendo a ese mundo digital que estaba llamado a acabar con ellas.
Según una encuesta de 2013, las bibliotecas públicas resultaron ser mucho más que populares en
Estados Unidos. Más del 90% de los estadounidenses, consideraron las
bibliotecas como una parte fundamental de sus comunidades, por encima del
53% que afirmaba lo mismo de la policía o el 7% que mencionaba el Congreso. Y
todo ello, pese a sufrir rebajas en los presupuestos que se destinan a ellas.
Y es que las
bibliotecas están sobreviviendo a Internet gracias a que están evolucionando
en una época en la que en los últimos dos años, se han generado el 90% de los
datos existentes en el mundo. Ante este crecimiento desmesurado de la
información digital, las bibliotecas han
resistido y han reclamado su protagonismo, ya que la información, debe de
seguir siendo un bien público en vez de que sean los editores o terceros los
que gestionen esa información.
Aunque se sigue
promoviendo el modelo de impresión en papel y tinta, junto con la existencia de
espacios comunes tal y como han sido las bibliotecas toda su historia, están
llamadas a ser un punto de soporte para mantener la vida intelectual dentro del
futuro digital en el que estamos inmersos, ayudando incluso en tareas que
dejen atrás el analfabetismo tecnológico de la población.
Y es por eso por lo que las bibliotecas públicas han
conseguido superar su Armagedón digital. Han
sorteado esta transición digital arrebatando poder a las grandes empresas
tecnológicas en busca de un acceso libre a la información sin presiones de
terceros ni sesgos en la opinión, consiguiendo mantenerse como una fuente
de información abierta a múltiples ideologías y a cualquier persona independientemente
de su clase social, aunque para continuar con esta vital misión, los gobiernos
deberían de dejar atrás la idea de castigarlas con recortes presupuestarios y
darse cuenta del papel clave que juegan.
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