Estamos en el año 1890, Joost Steinmann era un hombre viudo que trabajaba como vidriero en
un pequeño pueblo de Alemania
llamado Lauscha. Acaba de morir y ha dejado huérfana a sus tres hijas,
que se encuentran totalmente desamparadas ya que no tienen dinero ni otros
medios para salir adelante.
Las 3 hermanas Steinmann se llaman Johanna, Ruth y Marie y tienen “la
fortuna” de que un vecino propietario del mayor taller de vidrio de la zona las
contrate como empleadas. Las niñas aprenderán
muy pronto lo dura que es la vida ya que se verán sometidas a jornadas
interminables de trabajo con un sueldo totalmente ridículo. Pese a todo, las
hermanas siempre permanecerán unidas
y este vínculo las volverá más fuerte que cualquier injusticia.
Johanna es la mayor y se echa toda la responsabilidad a sus
espaldas. Es joven, independiente,
valiente y no se deja amedrentar
por nadie, no aguanta tener que pedir
ayuda y mucho menos que se la infravalore
por vivir en una sociedad donde el papel de la mujer está relegado a un segundo
plano. De hecho, el no poder mantener la boca cerrada le llevará a tener nuevos conflictos con su patrón que,
lejos de mejorar, volverán la situación prácticamente insostenible.
Ruth está en medio, es la más romántica
y la que tiene más sueños de las tres, pero en ocasiones se muestra superficial
en su idea de encontrar al príncipe azul.
Pero a pesar de estas trivialidades su
personaje será el que más evolucione a lo largo del relato y nos sorprenderá tomando decisiones que no
esperaríamos de ella cuando la conocimos.
Y por último está Marie, la más pequeña e introvertida pero que tiene concentrada la vena artística de la familia. Será la que mejor aprenda el oficio de
vidriero y pieza clave para que las
hermanas puedan salir adelante por sí mismas.
Una novela encantadora y tierna sobre el amor y la superación donde acompañaremos a las jóvenes Steinmann en la búsqueda de
sus sueños.
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