Teodor Szacki es fiscal y está pasando una tranquila mañana de
domingo en su casa. De pronto, el teléfono suena y la voz que aparece al otro
lado le arranca por completo de la rutina diaria. Y es que algo ha sucedido en un
monasterio de Varsovia, un hombre ha
aparecido muerto con un asador
hincado en el ojo, se trata de Henryk
Telak, quien estaba participando en una terapia psicológica que estaba
teniendo lugar.
Henryk Telak había perdido a su hija adolescente unos años
atrás por suicidio y este hecho cambió su vida para siempre. Pero por si era
poco su dolor, una enfermedad cardíaca
estaba poniendo en jaque la vida del
único hijo que le queda. A estas charlas asistieron un total de 5 personas,
el organizador Cezary Rudzki y
cuatro pacientes, dos hombres y dos mujeres entre los que se encontraba el
fallecido.
Pero hay algo que llama la
atención en todo esto y es que antes del homicidio los integrantes de la
terapia estaban asintiendo a un intercambio
de roles, interpretando papeles de personas que no eran. Algunas de estas
sesiones eran muy intensas y todos están de acuerdo en admitir que tras la
última de ellas, Henryk Telak se quedó
totalmente tocado. Tras la misma, todos abandonaron la sala comunal y se
dirigieron a sus habitaciones, no siendo hasta la mañana del día siguiente, a
la hora del desayuno, que se encontró su cuerpo sin vida.
Ninguno de ellos escuchó nada ni vio a nadie esa noche, por lo que
nuestro protagonista tendrá que ponerse manos a la obra para resolver el caso e
ir encontrando las pistas que le permitan
atar cabos y poder desenmarañar la misteriosa trama en la que se ha visto
envuelto. Una novela negra apasionante
que te mantendrá en vilo durante días.
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